En esta temporada veraniega se suma, al atractivo del mar, el que ciudades de la costa bonaerense han tenido en cuenta señalizaciones, accesos y hasta sillas de ruedas que pueden meterse en el agua y hacer gozar de la vida playera a personas con discapacidades diversas.
Lucas Muschetti de 28 años se ríe como un niño cuando la ola le sacude la cara. No dice una palabra, pero los que lo conocen bien saben qué es lo que le falta para que la felicidad sea completa: que Independiente salga campeón y que nunca más se hable del fantasma del descenso. Lucas padece una parálisis cerebral congénita. Hasta los 4 años, su madre, María Muschetti, lo traía en brazos a la playa, pero cuando fue creciendo “la arena se convirtió en una valla infranqueable para él y para mí”. Desde el año pasado, Lucas, su mamá y la abuela Victoria disfrutan juntos otra vez del verano, el sol, el mar y la arena, en la Playa para Todos, que está acondicionada para que disfruten de ella las personas con discapacidad y el grupo familiar acompañante.
El balneario geselino, en pleno crecimiento, forma parte de un paquete de medidas que incluyen una calle peatonal sin barreras arquitectónicas para los que se movilizan en silla de ruedas, nomenclaturas de avenidas y menúes en Braille en cincuenta restaurantes y tres plazas adaptadas para discapacitados. “Es importante que esto se conozca, para que otras personas puedan venir acá, y es importante también que el ejemplo llegue a otras playas y a otros lugares turísticos del país”, remarca María Muschetti, que vive con su hijo en Vicente López, es asistente social y docente en un colegio para chicos especiales en San Isidro.
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