Por Susi Pola
Desde 1982, cada 3 de diciembre es Día Internacional de Personas con Discapacidad, para informar y movilizar el apoyo a la dignidad, los derechos y el bienestar de las personas discapacitadas, alrededor del 15% de la población mundial, cifra en aumento por las catástrofes naturales.
Entre estas personas, las mujeres son las más vulnerables a la violencia basada en el género y a otras discriminaciones que se suman por el solo hecho de ser mujeres, amenaza que aumenta si la discapacidad es mental. Las que enfrentan una discapacidad motora, además de las barreras arquitectónicas de nuestras ciudades inclusivas, también ven disminuido su acceso a una vida normal por todo tipo de brechas de género que se les presentan.
En nuestro país, existe el Círculo de Mujeres con Discapacidad, CIMUDIS, fundado por Brunilda Amaral, Cristina Francisco e Hindia Matos el 28 de marzo de 1998, para promover el liderazgo, la participación e igualdad a favor de las mujeres con alguna discapacidad, alcanzando reconocimiento a nivel nacional e internacional por su ejemplar actuación a favor de los derechos de las mujeres en estas condiciones.
El CIMUDIS es la primera ONG dominicana con organismos de dirección, como un Consejo Permanente, para velar por la correcta marcha de esta entidad; una Junta Directiva en el Distrito Nacional y Directivas Regionales en cada uno de sus núcleos, que se encargan de agrupar a mujeres con diferentes discapacidades (sordas, ciegas y con discapacidad motora). De esta manera integran la diversidad y el esfuerzo colectivo para el logro de objetivos de este sector.
Está conformado por más de 450 socias organizadas en el Distrito Nacional, 14 núcleos regionales activos y dos comités gestores. Las mujeres del CIMUDIS son fuertes, emprendedoras y aportan al país con el ejercicio de una ciudadanía comprometida, como sus fundadoras. Todo el país recuerda a Brunilda Amaral, una de ellas, quien a causa de las lesiones recibidas el 9 de febrero de 1966, cuando en la protesta de estudiantes secundarios/as y universitarios/as por el reconocimiento de las autoridades de la UASD, la entrega del subsidio a ese centro de estudios y la desocupación de los liceos por las tropas norteamericanas, sufrió lesiones que la llevaron a permanecer en una silla de ruedas.
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